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2013.12.31 Pronunciamiento por el 20 Aniversario del levantamiento Zapatista

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Pronunciamiento por el 20 Aniversario del levantamiento Zapatista

 

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El primero de enero de 1521 todavía no caía Tenochtitlan. Pero se podía avizorar ya el futuro. Entretanto la guerra se había tornado biológica y la población caía muerta. Ahora, además de por las armas de fuego, por la viruela, en una pequeña pero igualmente funesta versión de la peste negra europea en territorio mesoamericano. Meses después comenzaría el sitio de Tenochtitlan y concluiría en agosto con el triunfo definitivo de los españoles.

El primero de enero de 1994 entró en vigor el llamado Tratado de Libre Comercio de América del Norte, una reedición del sitio colonial, ahora abiertamente económico,  que traería consigo la estela de otra peste, de naturaleza igualmente económica, pero no por ello con menos consecuencias para la vida: hábitats, habitantes y habitus. En la misma fecha, en el estado de Chiapas, un grupo autodenominado Ejército Zapatista de Libración Nacional se levanta.

Mañana, primero de enero de 2014 querrá darle la vuelta al calendario con un arsenal para la contención social y cinco reformas: Una que afianza la precarización laboral de los maestros en nombre de una eficiencia administrativa; otra, en telecomunicaciones, con dudosas consecuencias para el aclamado pluralismo, hecha para los medios comerciales y oficiales dejando fuera al sector social; otra dos más, la hacendaria y fiscal, cobardes frente a las necesidades redistributivas del país; también una electoral, sí otra vez, que afianza el poder de la élite partidista disolviendo la de por sí endeble representatividad; y finalmente, una energética que disfraza la privatización de la renta petrolera de necesidad técnica.

Para 2014 no se habrán cancelado los proyectos mineros que dejan sin agua a las poblaciones donde se instalan, no habrán dejado de funcionar las granjas y fábricas que contaminan los mantos acuíferos, la tierra y el aire, no se habrán detenido los desplazamientos masivos de gente en nombre del “progreso” y la “tecnología verde”, se trate de parques eólicos o desarrollos turísticos. No habrá terminado la discriminación contra mujeres, homosexuales, trans-género, indígenas, personas de la tercera edad y un largo etcétera. No habrá parado la exportación de armas de E.U. y de Alemania a México, por vías legales o ilegales, que lo mismo da porque son inseparables. Para 2014, 53 millones de mexicanos seguirán en extrema pobreza. El contador de la llamada guerra contra el crimen organizado, 80.000 muertos, 20.000 desaparecidos, 250.000  desplazados, seguirá avanzando.

Mañana, sin embargo, el EZLN cumplirá 20 años de insurrección. 20 años de resistir al ejército, al paramilitarismo y al hostigamiento de todas las clases (mediático, económico, político). 20 años de territorio autónomo, de un experimento político-social. 20 años de formularlo con claridad: la marginación indígena no ha sido nunca un fenómeno marginal, sino el cementerio debajo del Estado Mexicano. 20 años de mostrar que la silla presidencial no la ocupa un personaje, grupo o partido, sino un proyecto llamado neoliberal, que penetra la médula de la vida social.

Así, el levantamiento Zapatista será siempre un recordatorio y un mandato. Memoria de que los años pueden comenzar con el tránsito de la indignación a la lucha por un vínculo social distinto. Un mandato, porque el Zapatismo no es un movimiento de un grupo indígena, en un rincón de un Estado mexicano, buscando sólo el reconocimiento de “sus usos y costumbres”, sino la impugnación del contrato social mexicano, de todo aquello que regula los derechos y los hechos entre todos.

Y siendo México una pieza del entramado global neoliberal, el Zapatismo será también, de hecho y de derecho, una impugnación del (des)orden neoliberal mundial y un ejemplo para la solidaridad internacional. Su mensaje será malentendido si se leen estos 20 años en clave provincialista, regional, exótica y también si se juzgan a la luz de tal o cual acción o comunicado, sean afortunados o desafortunados. Este primero de enero de 2014 habrá que escuchar al Zapatismo; no sólo lo que pueda decir en un nuevo mensaje, sino lo que ha venido diciendo con su actuar y lo que ha estimulado a su alrededor. Escuchar no es sentarse a leer un comunicado en el periódico. No se puede escuchar si se es demasiado literal.

Al calendario todos le damos la vuelta tarde o temprano, pero el recordatorio y el mandato siguen ahí.

México vía Berlín.
Berlín, 31 de diciembre de 2013.

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