Seminario: El Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP) Capítulo México. Lecturas y perspectivas.

En el seminario proponemos una lectura activa del trabajo y los documentos del TPP y también del proyecto de Constituyente Ciudadana y Popular. Nos acercaremos a esta lectura desde fuera de México y discutiremos cómo vemos sus análisis y propuestas desde fuera. Haremos preguntas acerca del estado, cómo entenderlo y cómo cambiarlo. El seminario tiene una estructura que se puede nutrir y modificar de acuerdo con los intereses de los participantes.

Qué es el Tribunal Permanente de los Pueblos?


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Motivación

 

Durante tres años, el Tribunal Permanente de los Pueblos capítulo México, a partir de diez audiencias temáticas y transtemáticas, asi como cuarenta preaudiencias, recabó pruebas para realizar un juicio de conciencia al Estado mexicano. Incluyendo temas que van desde la violencia al maíz y la soberanía alimentaria, hasta la violencia de género. El TPP da no sólo una cartografía de los crímenes del Estado mexicano, sino de la conexión entre diferentes violencias que, a primera vista, parecerían no tener mucho en común. Ante todo, este eje común es el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, TLCAN.

Por estas razones, el TPP es ahora uno de los análisis clave que buscan darle contexto y dirección a la rabia y el hartazgo que manan actualmente en la sociedad mexicana.

Tras el caso de Ayotzinapa, el movimiento actual se ha condensado en la frase: “fue el Estado”. Esta frase es una certeza, un mensaje y una posición política. Pero esa frase está en calidad de germen, porque todavía no se extraen las consecuencias teóricas y prácticas de ello. Al respecto surgen innumerables preguntas: ¿Qué es el Estado? ¿Quién es el Estado en México?, ¿Qué debería y que puede ser un Estado, es decir, cuál es su finalidad y cuáles sus límites? Cuando se impugna un Estado, ¿se impugna la forma llamada “Estado” en general? ¿Se pide una reforma? ¿Se le exige que cumpla con sus “tareas”? ¿Pero cómo puede un Estado corrupto cumplir con un “estado de derecho”? ¿Se trata de un Estado fallido, autoritario, de un narcoestado, o de algo diferente?

De la mano de las preguntas “teóricas”, surgen también múltiples interrogantes prácticas. ¿Qué hacer? La respuesta depende de cómo se conciban los hechos. Quien rechaza las preguntas “teóricas”, no deja de tener sus teorías sobre el mundo y ponerlas en práctica inconscientemente. Entonces, si fue el narco, si fue el Estado, si fue el narcoestado, las acciones y movilizaciones serán, necesariamente, distintas. Ejercer “presión”, “subir el costo político”, denunciar ante alguna corte internacional, formar alianzas transnacionales, crear “autonomías”, “tomar” el poder. ¿Qué hacer?

El TPP y la importancia de discutirlo

En este momento en que el Estado ha mostrado su cara más autoritaria y corrupta, el trabajo del TPP resulta invaluable porque durante los últimos tres años se ha dedicado a investigar al Estado mexicano y sus vínculos con otras instituciones y actores (capitales nacionales y extranjeros; movimientos sociales; grupos específicos como mujeres o migrantes o campesinos). En su calidad de tribunal, ha hecho acusaciones, ha hecho las investigaciones correspondientes, ha recabado pruebas y ha ejercido su veredicto, dando al Estado derecho de defenderse. Podemos discutir qué es un tribunal de conciencia, cuál fue su función en Vietnam o en Iraq, pero ahora mismo tenemos un trabajo de mapeo del Estado mexicano a partir de 7 ejes temáticos: feminicidios, migración, ambiental, maíz y vida rural, laboral, medios de comunicación y guerra sucia así como tres audiencias transtemáticas, destrucción de la juventud y generaciones futuras, represión a los movimientos sociales y educación.

Estas diez categorías constituyen no solamente un mapa-diagnóstico, sino también un conjunto de evidencias (toda la información recabada en las audiencias y cuarenta preaudiencias) que delinean la posibilidad de un pliego petitorio. La sabiduría del TPP, si lo queremos ver así, consistió en decir: el Estado mexicano es criminal, lo cual se evidencia en diez ejes y, más importante aún, todos ellos están vinculados estructuralmente. En México, como en todo el mundo, proliferan las agendas políticas a partir de los más diversos contextos e identidades. Y es también común ver que los grupos involucrados, pidan algo para sí: reconocimiento, derechos, justicia. Pero cuando el TPP enlaza los ejes afirma lo siguiente: no hay justicia para las mujeres sin justicia en el campo, no hay justicia laboral bajo el TLCAN, la guerra sucia va de la mano con la destrucción de la educación, etc.

Digamos que el TPP revela el lado criminal del Estado, pero no nos dice todavía cómo funciona para que los ejes se articulen. Como en el caso del motto “fue el Estado”, enarbolado por la causa Ayotzinapa, el juicio que expresa el TPP: “esto ha hecho el Estado mexicano”, se analiza ahí a través del concepto de ‘desviación de poder,’ un concepto que el Tribunal incluso pretende establecer como categoría analítica para describir la situación especial del estado en México. Esto deja ver la conexión entre “fue el Estado” y “estos son sus crímenes”, porque entonces el caso de Ayotzinapa deja de aparecer como un caso aislado, incluso como un mero caso de represión política, para dejar ver su cara económico-social y su dimensión transnacional. Atiéndase al hecho de que el capítulo dedicado al TLCAN es ya un elemento que nos muestra la dimensión transnacional de los crímenes del Estado mexicano.

Además el TPP no es un análisis cerrado sino que plantea que desemboca en un llamado: la refundación del estado mexicano:

Ante una crisis institucional y de legitimidad del Estado mexicano, que viene configurándose hace tiempo y que ha mostrado su enorme gravedad en últimas semanas tras los sucesos de Iguala, el TPP constata la necesidad imperiosa de avanzar en la refundación de México, a partir de parámetros nuevos que incluyan el reconocimiento pleno y eficaz de los derechos humanos, la identidad y el espacio de los pueblos indígenas asumiendo los Acuerdos de San Andrés postergados desde hace años, y el reconocimiento del papel de las mujeres en dicho proceso. Se trata de detener y revertir el desvío de poder orientado a la imposición de un modelo insostenible que solamente sirve al interés económico de unos pocos en el corto plazo y que excluye a la gran mayoría de la población, la condena a la dependencia, a la pobreza, a la emigración, a la violencia social y a la desprotección y le niega el presente y el futuro; de poner los derechos humanos y la sostenibilidad ambiental en el centro de la actividad política y de reconstruir el tejido económico y social mexicano, en torno a objetivos de desarrollo y bienestar centrados en la igualdad entre y dentro de los pueblos de México (TPP Audiencia Final, p. 70f).

De esta forma el TPP da una base para que un movimiento encabezdo por uno de los garantes del TPP, el Obispo Raúl Vera, llame hacia una nueva Constituyente Ciudadana y Popular. No hay que ir muy lejos para ver la relevancia de este llamado: hoy la ofensiva del gobierno de EPN cabalga sobre reformas constitucionales: laboral, educativa, energética, política. Por más que se diga: la Constitución se pisotea todos los días, no da lo mismo lo que esté escrito en ella, porque de ahí mana una fuerza de legitimidad de la cual también se beneficia el pueblo. Una asamblea constituyente no es cualquier cosa, no se hace de la noche a la mañana, y no se puede realizar sin causar una crisis política que lleve al gobierno a una crisis última de legitimidad.

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